Volver a los laboratorios, en una de las universidades más prestigiosas en investigación, como es la Universidad Católica de Lovaina (UCLouvain), en Bélgica, y de esta manera crecer en experiencia y tener nuevos desafíos en el área de ingeniería civil biomédica fueron razones, más que suficientes, para que Enrique Germany Morrison aceptara la oportunidad de efectuar un postdoctorado en la ciudad europea.
Enrique es reconocido en ingeniería UdeC por ser un destacado Ingeniero Civil Biomédico, Doctor en Ciencias de la Ingeniería, mención Eléctrica, y quien trabajó arduamente en el diseño del ventilador de emergencia, además de ser uno de los ingenieros que participó desde los inicios en el Centro para la Industria 4.0, C4i de la Facultad de Ingeniería.
El proyecto por el cual viaja a Bélgica es liderado por Riëm El Tahry MD, Ph.Ds, Neuróloga en Clínica Universitaria Saint Luc e investigadora principal en IONS, UCL, Pole NEUR, quien colabora con el profesor Antoine Nonclercq investigador principal del BEAMS de la Université libre de Bruxelles (académico vinculado a otros proyectos con ingeniería UdeC).
La investigación, integrada por un equipo multidisciplinario, se centra en la detención de muertes asociadas a epilepsias. “El foco principal tiene relación con análisis y procesamiento de señales de electroneurografía de nervio vago para hacer detección de muerte súbita o muertes relacionadas a ataques epilépticos”
Este tema se viene desarrollando hace tiempo en ese laboratorio, han trabajado en el análisis y detección temprana de crisis epilépticas, publicando algoritmos de detección y estimación de crisis epilépticas en modelo animal.
Hoy en día – comenta Enrique – todos los neuroestimuladores comerciales están en estimulación en lazo abierto, es decir, estimulan periódicamente y no están midiendo actividad eléctrica nerviosa para actuar solo cuando se anticipe una crisis. “Esta investigación busca además desarrollar nuevos algoritmos para neuro-estimuladores implantables que realmente detecten o se anticipen la crisis epiléptica a tiempo para gatillar la estimulación, antes de que se genere la crisis. Con esta capacidad de monitoreo se evitan algunos de los efectos secundarios de la estimulación constante del nervio vago, parecido a lo que hacen hoy en día los desfibriladores asociados a los marcapasos”, explica.
Cabe señalar que en la práctica clínica hay tres caminos para tratar la epilepsia: primero a través de drogas antiepilépticas, más o menos 2/3 de los pacientes reaccionan favorablemente; segundo, a quienes los fármacos no les presentan efectos, conocido como epilepsia refractaria o resistente a drogas, se analiza si la causa de la epilepsia es uni-focal, es decir, falla en una parte específica del cerebro y se realizan cirugías. Y tercero, para quienes eso no es suficiente, entonces se implanta un neuro-estimuladores al nervio vago.
“Ha habido avances, por lo menos en las tesis y publicaciones que he leído se han encontrado biomarcadores de detección de epilepsia, pero falta perfeccionarlo y hacer que sea aplicable en tiempo real. Es distinto procesar las señales fuera, cuando ya tienes toda la serie de tiempo a cuando estás en línea midiendo minuto a minuto. Mis objetivos principales de investigación aportarán en análisis de señales de electroneurografía de nervio vago (VENG) y su relación con muertes asociadas a epilepsia, además de contribuir en mejoras de algoritmos para los neuroestimuladores”, cuenta el ingeniero civil biomédico, quien parte el 28 de septiembre.