Una de las razones por lo que Camila Alegría estudió Ingeniería Civil Biomédica fue para aportar con conocimientos a la sociedad, ideal que cumplió con la creación de un simulador de aprendizaje para mejorar la atención de niños en el área dental y que fue parte de su trabajo final de la carrera.
«Fue una experiencia muy buena. Estoy muy contenta de haber logrado un dispositivo terminado, vinculando la odontología y la ingeniería, que es una de las razones por lo que ingresé a la carrera. Entonces, terminar con un dispositivo y que les sirve a los alumnos, y que quedó demostrado con la evaluación que se hizo, que sí les sirve, es muy gratificante y emocionante», explicó Camila momentos después de haber aprobado con nota máxima su memoria de pregrado.
La propuesta – iniciativa de Claudia Fierro Monti, académica de la Facultad de Odontología UdeC, especialista en odontopediatria – le llamó la atención a la alumna, quien tomó el tema bajo la tutela del profesor Esteban Pino de Ingeniería Civil Biomédica y como referencia un prototipo de maxilares elaborados en forma artesanal.
La importancia de este modelo, según explica la doctora, tiene relación con el buen manejo a la hora de inyectar anestesia en el maxilar inferior en niños. “Esta es una anestesia troncular, es decir, se anestesia el tronco del nervio y este nervio entra por un agujero – que es el conducto del nervio dentario inferior – el cual ingresa por una rama de la mandíbula y recorre toda la inervación e inerva todos los dientes en el sector inferior. Entonces, el encontrar este nervio es una de las anestesias más profundas que se ponen en odontopediatría, el cual adormece toda la mejilla y la mitad de la lengua”, puntualizó Fierro, quien agregó que la anatomía de los adultos es distinta a la de los niños y por lo tanto, es necesario lograr una buena punción, en el lugar correcto, para que se logre la anestesia de una vez.
Esta punción, como comentó la especialista, es compleja y, por lo tanto, que este dispositivo sea capaz de aproximarse a la realidad es muy ventajoso para los estudiantes. “Hay mucha evidencia que es necesario el acercamiento para poder aprender la técnica”, puntualizó la profesional, quien formó parte de la comisión evaluadora junto a los docentes Esteban Pino (profesor guía) y Pamela Guevara.
¿Qué hizo Camila?
La alumna volvió a imprimir en 3D el maxilar de un niño, en base a un scanner real, modificando algunas características y colocando una placa de cobre donde va el nervio que se debe punzar. “Es una precisión muy exacta, entonces el circuito se cierra y se enciende cuando la jeringa toca el punto”, contó Camila Alegría.
Clave fue el feedback de la especialista dental y sus alumnos. “Es la primera vez que trabajo con ingeniería. Me voy muy contenta, tuve muy buena recepción de parte de los profesores, de Camila como alumna y el trabajar en común hace mejor las cosas”, explicó la odontopediatra, quien asegura que este simulador es bastante competitivo, puesto que en el mercado no existen para el aprendizaje de niños.