Fuente: DIMAT
Con una gran sonrisa y emoción Nicole Altamirano nos saluda desde su oficina en Polpaico BSA. Este es su cuarto trabajo en menos de una década y es madre de dos niñas hace 11 y 5 años, roles que la han convertido en una mujer íntegra y una profesional capaz de asumir complejos desafíos.
“Soy mamá de Agustina y Pascuala y eso ha sido muy relevante en mi vida. Tuve a mi primera hija cuando estaba en tercer año de la universidad y a mi otra bebé mientras hacía mi tesis”, cuenta la ingeniera que debió congelar su carrera en dos oportunidades. “No fue tan fácil ser mamá en la universidad. Cuando retomé mis estudios en tercer año, mi hija se enfermaba, tenía que llevarla a la sala cuna; entre otros obstáculos… al principio fue caótico pero después pude sobresalir y titularme de la universidad”, destacó Nicole, quien además recibió apoyo de sus profesores.
La profesional realizó su tesis en AZA (empresa que fabrica productos de acero sostenible), compañía que le ofreció su primer empleo, en donde permaneció por tres años y medio. “Trabajé en metalurgia, ‘donde las papas queman’. Ahí me formé y después me fui porque quería seguir creciendo”, añadió la ingeniera que se especializó en el área de calidad.
“Me gustó mucho ese rubro pero tuve que aprender solita algunas herramientas para perfeccionarme y enfrentar el mundo laboral”, añadió Nicole quien se especializó en gestión. “Las ingenierías están un poco débiles en gestión y es lo que más se utiliza en el mundo laboral. Lo técnico sobresale pero es valioso saber cómo solucionar los problemas que ocurren día a día”, dijo al respecto.
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