El pasado 12 de junio un nuevo hito en la historia espacial de Chile se concretó con la puesta en órbita del Satélite FASat-Delta, operación que se realizó desde la Base Vandenberg de la Fuerza Espacial de Estados Unidos, ubicada en California y cuya transmisión on-line contó con la participación del docente de Ingeniería Civil Aeroespacial, Alejandro López, para quien este avance implica mejoras que trascienden incluso a nivel del empleo.
Para López este es el mejor momento en la historia de Chile para un ingeniero civil Aeroespacial tiendo en cuenta dos importantes proyectos como el Pillán II que está fabricando la Empresa Nacional de Aeronáutica de Chille, ENAER y el Sistema Nacional Satelital, SNSat, que se relaciona con el área más espacial y que recientemente lanzó el satélite FASat-Delta. “Es un hito significativo el llegar al espacio, porque significa asumir riesgos donde la falla es una opción a pesar de que Space X lanza de forma regular aún hay una probabilidad de que uno de los cohetes explote, lo importante de esta década es un cambio más filosófico en la ingeniería donde hacemos de la falla un proceso de aprendizaje y lo mostramos en público”.
Si bien es cierto, la pandemia generó algunos retrasos, en el área espacial como, por ejemplo, en la fecha de lanzamiento del FASat-Delta, para el ingeniero civil Aeroespacial el contexto macroeconómico que es contracíclico, con inversiones largas de plazos medianos a largo, ha seguido subiendo, “debió ser lanzado un poco antes, pero ya está en órbita y tiene que ver con las dificultades, logísticas asociadas los movimientos de la pandemia”.
El docente de Ingeniería UdeC, especificó que el satélite es inminentemente dual, tiene funciones de Defensa, civiles y comerciales, es de resolución submétrica que le permite clasificar de mejor forma lo que ve, pesa 90 kg y tiene una resolución espacial de 70 cm (GSD), con capacidad de captar imágenes con una calidad de 50 mega pixels. “Este es bastante parecido a una cámara, tiene una banda que es el infrarrojo cercano, que responde muy bien en la vegetación, la clorofila tiene una respuesta alta, por lo tanto, permite entender bastante bien lo que es vegetación, mejorando tanto la resolución espacial como la temporal, esa última se refiera al tiempo que pasa para poder caputurar una imagen de un lugar específico (que pasa de tener una imagen cada siete días hoy con le FASat-Charlie) a obtenerlas en un tiempo menor y eso nos permite estar oportunamente cuando algo está pasando”.
Sin embargo, López suma otro aspecto que define más a “nivel simbólico” y es que iniciativas como estas permiten aunar esfuerzos técnicos en una cierta dirección, trascendiendo mucho más allá de un satélite en particular. “Desde ahora se considera el entrenamiento de gente en Chile para la concepción, la integración y la operación del sistema, y estos equipos se van a entrenar resolviendo problemas complejos y el espacio nos da un montón de ese tipo de situaciones. Estos equipos estarán conformados por ingenieros, técnicos incluso distintas disciplinas tienen que ser complementarias, por lo que además se creará empleo, lo que se irá potenciado, ya que el SNSat considera dos satélites más de esta clase, el Fasat Echo 1 y Fasat Echo 2”.